Deforme siento el tiempo de rodillas frente a un rincón. Cansado parece mi aliento que quiere empujar mi voz. Sincero parece el destino aparcado frente a mi puerta. Asciendo y busco un camino que quede lejos de tierra. Dónde se esconden las heridas, quién es el dueño del dolor. Por qué las noches van deprisa. Sólo pienso en un color. Cartílago aniñado, que se extiende por mi cuerpo: ¿Qué pasa con tu sed? Espanto, vacío de placer como un suéter de licra. Parezco un mono con los dientes en la mano, como un duende que ha perdido a su hermano. Caprichoso resulta mi juego, pero no se siente raro. Destripo los sueños que tuve hace tiempo y acabo llenando el mundo de ellos. Destrozo basuras que huyen del tiempo, desfloro ortigas creyendo que siento. Apuro las nubes que inundan el cielo y fijo mis ojos de espaldas a él.