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Mostrando las entradas etiquetadas como Poe

El ojo muerto: La despensa

Hacia las cuatro de la mañana salió despedido de la cama al notar la vívida sensación de que algo le obligaba a despertar. Tensionó todo su  cuerpo y comenzó a palpar torpemente la pared hasta dar con el interruptor del suministro eléctrico. Recogió las gafas del suelo, justo al lado del número 216 de Penthouse edición de Enero de 1996 que le acompañaba allá dónde fuera, se las ajustó y observó con dulzura a la chica de la portada mientras se incorporaba: “No me mires así que ahora no puedo.” Dijo desconsolado mientras trataba de dominar el resacoso aturdimiento que turbaba su capacidad de discernimiento. Abandonó la acogedora habitación y notó una heladora corriente que le produjo un espasmódico escalofrío. La puerta de la cabaña se encontraba entreabierta, y un afilado viento aullador se colaba pícaramente dentro del hospitalario hogar, arrastrando con él a una multitud de ígneos pétalos que polemizaban entre ellos en una mayestática coreografía macabra, tratando de engatusar ...

El ojo muerto: Calor

“ A veces pienso que la soledad no forma parte de estar solo. La soledad interna es la que realmente te acaba derrotando. 13 de Febrero Diario de Estanis Ibarra” Odiaba el sobresalto mañanero que le producía el inarmónico bramar del oxidado despertador alemán Junghans cuándo hacía crepitar su añeja campana metálica, sacudiéndose frenéticamente y manteniendo su voluminoso e irritante tic-tac tras conseguir detener el descompasado baile. Lo aborrecía. Sabía que detrás de cada nueva alarma permanecía agazapada una jornada indescifrable y enigmática, y aunque tuviera consciencia de todo ello y su ofuscada psique lo catalogara cómo anormal, en lo más recóndito de sus archivadores neuronales deseaba que fuese real. Llevaba varios días sin saber a que atenerse y eso le turbaba, y le hacía pensar en tiempos mejores. Su imaginación no le conseguía dar ideas idóneas para transcribirlas, y el ambiente monótono y continuo le agobiaba, petrificándole. La cabaña resultaba acogedo...

El ojo muerto: Ilusión (2)

Un par de días después se encontraba escribiendo sobre situaciones absurdas que podían ocurrir cuando se entra en los servicios de un after, cuándo llegó su amigo Miguel. Charlaron escuetamente haciendo bromas ligeras y trivializando los temas hasta que todo comenzó a rodar:      -               Oye tío, puede que te moleste, pero dime: ¿Qué pasa con Berta?. Estanis apretó el entrecejo, carraspeó, miró de soslayo y contestó:            -              Yo no quiero estar con Berta y ella no puede estar conmigo. Asunto terminado.      -             ¡Déjate de coñas! ¿Por qué no me dices la verdad? -           Mira Miguel, sé que sabes todo lo que ha pasado entre Berta y yo, y sé que piensas que soy un mierda por n...

El ojo muerto: Ilusión (1)

“Los celos sólo conllevan malos momentos y en algunos casos la locura. A pesar de todo es un mal menor que hay que saber aceptar y  vivir con ellos, aún arriesgándose a sufrirlos.” Esta era la frase que el detective Hawk le dice a su compañero cuando éste le pregunta por qué siguen persiguiendo a una persona que no es sospechosa, uno de los momentos culminantes de su nuevo guión: “Celos”, dónde contaría la vida de tres personas desconocidas entre ellas que acabarían entrelazando sus caminos debido a una fatídica casualidad y sus sentimientos comunes; los celos que poseen sobre sus parejas y la investigación del asesinato de una persona relacionada con las tres partes. Ya lo tenía encauzado y había logrado escribir más de treinta escenas. Era una mañana pletórica. Estaba eufórico. Mientras tomaba el café sin dejar de juguetear con la silueta del Scooby-Doo de la taza, meditó sobre el final de la fábula, así decidió llamarla, y de reojo comenzó a mirar al exterior: Hacía una mañ...

El ojo muerto: Noche Ártica (2)

La fulminante recarga de sus baterías fisiológicas consiguió hacerle llegar a la cocina en apenas cuatro zancadas descomunales, y la  excitada actividad neuronal hizo que revolotease por las distintas dependencias de manera frenética, recordando sus movimientos a los de un mastodóntico colibrí sediento de polen. En su picoteo por la despensa, su hipotética trompa decidió detenerse frente a una lata de judías con Ketchup. Cogió la conserva con su mano derecha y con la izquierda asió un cazo para llenarlo de agua. Colocó el recipiente en el fregadero y giró la llave del agua caliente, sintiendo nuevamente en ese preciso instante la tétrica remembranza producida anteriormente por el taimado piélago, lo que hizo desfallecer su ánimo provocando el renacer de las irritantes convulsiones: “¡Para, para! El mar siempre ha sido el mar.” Trató de alejar a tan incomodo comportamiento usando para ello un método aprendido durante sus años de reportero metafísico en la revista Redundancia : dur...

El ojo muerto: Noche Ártica (1)

El nuevo día amaneció sereno. Extrañamente luminoso y cálido, y sugiriéndole   un ambiente que le recordaba las primeras lluvias de otoño cuándo al escampar decidía pasear por el campo en las visitas al pueblo de su madre, hechizado por el olor a tierra mojada y escuchando el trino de los pájaros al secarse las plumas. Era relajante e inquietante verse rodeado de nieve por todas partes y sentir la frialdad martilleando su esqueleto y notar, a la vez, ese ambiente templado que le hacía recordar los paseos vespertinos por el muelle de Barcelona cuándo las tardes   comenzaban a alargarse. Estanis estaba recogiendo los datos anotados en la garita meteorológica y comprobó que la noche había transcurrido en los baremos habituales de los últimos tres meses: entre los -15ºC y los -12ºC. Al verificar la temperatura impresa sobre el rollo de papel justo a la hora exacta que se encontraba, no pudo contener un clamoroso gesto de sorpresa: había subido, pero sólo hasta los -9ºC. No pod...