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Mostrando las entradas etiquetadas como artículo

El cielo no es azul

Dos señoras emperifolladas llegan a la recepción del reino del otro mundo. Ambas caminan con un porte majestuoso y conversan agradablemente alabando el suntuoso lugar al que acuden. Conforme se aproximan, un par de mendigos cartoneros desdentados con una fetidez de perímetro pista de atletismo elevado a ene, balbucean junto a ellas, que se tapan la nariz y los miran con desdén a la vez que hacen gestos ñoños y tratan de ocultar sus imaginarios bolsos en un acto reflejo adquirido durante su anterior vida.  Los dos parias llegan al mostrador y el conserje, un antiguo funcionario comunista con más malaje que un destornillador sin vodka, les solicita los nombres, revisa una carpeta y les dice:  "Señores, les ha tocado vivir en la calle querubín en el edificio por Dios que sea sangre. Anda, aligerad el paso que no tengo todo el día".  Los mindundis se miran con alegría y saludan encantados mientras se adentran a través de la puerta de acceso al paraíso. T...

Descanse en guerra. Trabaje en paz

Muy bien pudiese ser el epitafio de algún ilustre político que en un arrebato mesiánico quisiese purificar su alma antes del último viaje, blandiendo un mensaje que englobase todo lo que en aquel momento considerase indispensable: religión, trabajo, guerra o paz, muerte….y lo mezclase con un ingrediente voluble, altamente inflamable, y muy contagioso en un entorno enrarecido y en lugares dónde las altas temperaturas fuesen atravesadas por matojos histriónicos: ¡ La Caraja ! La caraja  es ese éter que se ancla a la altura de las meninges y se transmite mediante el aletargado bostezo que denota la influencia de este medio entre la concurrencia, haciendo que broten de ellos encamadas elucubraciones  post-meridian, antediluvianas y chispazos anteriores a la aparición del primer hombre que decidió utilizar ropa interior, aunque algunos eruditos de la materia están comenzando a poner en duda esta suposición. Según el doctor John Stonton de la universidad de Passanota oes...

Las pelotas de Babieca

Resulta que en mi sesteo onírico me encontré con JFK, al tío parece que le han hecho un lifting oyes, y me dijo que estuviese pendiente de los detalles, que eso es lo que hay que ver y no lo que nos refriegan por las narices. Yo asentía pero por su lado apareció una ambición rubia que no veas y me dio un cate al ver como mis ojos hacían el péndulo de Newton, y rubricó:  "Esas caderas tienen nombre", y me instó a pensar y arrojar luz. Justo en ese momento salí del trance y apagué la vela; respiré, comprobé la volubilidad del péndulo y comencé a escribir estas notas.  Desde luego que comenzar con una serie de disparates no es la mejor manera de llamar la atención o conseguir que un tema serio sea tomado como tal, pero la verdad que me trae sin cuidado si los cacahuetes vienen o no sin sal, la cuestión es que haya cuando se buscan. Bueno está, a por el toro que suena el último clarín, jodó como se pondrán los antitau, pero mejor esa expresión que la de: "Cuidado,...

Que me traigan una almohada

No se le suelen dar demasiada importancia a los sueños en la vida real. Las personas que hacen eso acaban con el estigma de pillaos, colgaos, pringaos, todo eso con cierto merecimiento en la mayoría de los casos. Recuerdo una tarde trabajando en un bar     en el que me tocaba ir y venir al almacén de las bebidas, cuando por el camino escuché a un hombre contándole a otro no se qué de un viaje a Ganímedes y que lo abducían por la noche los extraterrestres mientras dormía, y que por eso estaba siempre despierto. Yo no digo que los sueños tuvieran su aliciente, porque daba detalles de todo tipo: “El extraterrestre tenía los ojos negros y la cabeza como una calabaza” Y se detenía en los más escabrosos: “Y me endilgó un microchip por el tájena fíjate tú” Pero aguantar a un hombre relatando sus aventuras cósmico-anales durante tanto tiempo resulta agotador puesto que lo más parecido a la realidad que vas a escuchar va a ser: “Cigarrito, cerveza, fuego y agua”. ¿Alguien ...