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Mostrando entradas de 2013

¿Por qué la sombra del alambre?

172. La sombra del alambre. ¿Por qué en un día soleado la sombra de un farol suspendido de un alambre se proyecta claramente en el pavimento, mientras que la del alambre casi no se ve? La longitud de la sombra proyectada por el alambre iluminado por el sol depende de la posición del punto de intersección de sus tangentes comunes, trazadas al limbo solar y a la circunferencia que acota la sección del alambre. La figura muestra que el ángulo A de intersección de las tangentes es igual al ángulo bajo el cual el observador terrestre ve el limbo solar, o sea, es de 0,5°. ¿Por qué el alambre no proyecta sombra? Este dato nos permite determinar la longitud de la sombra proyectada por el alambre: ésta es igual a su diámetro multiplicado por 2 · 57, pues es sabido que un objeto que se ve bajo un ángulo de 1° se encuentra a una distancia equivalente a 57 veces su diámetro. Si el alambre que sostiene el farol, mide 0,5 cm de grosor, la longitud de la sombra será de

El camino más corto (parte 2)

"A las 23:23, llega a nuestro centro un paciente indocumentado. Posible brote psicótico. Se le administran 10mg de lorazepam por vía intravenosa, pero debido a que no remite su conducta violenta, decido sedarlo con 10mg más. El paciente prosigue con su estado alterado por lo que me veo en la necesidad de ponerle una camisa de fuerza y sedarlo nuevamente con otros 10mg. Viendo que su actitud no cesa, le administro una dosis extra de 25mg. Alrededor de las 6:00, entra en un estado de relajación controlada y permanece aislado en la consulta a la espera del diagnóstico de la Dra. Ainhoa Ramírez que inicia su turno a las 7:30. Doctor Rubén Costa". - ¡Vaya gracia! Termina su turno, se va, y lo deja encerrado sin vigilancia. En absoluto le sorprendía el cinismo del Dr. Costa, incluso por algunos instantes admiró la capacidad que tenía para escaquearse, pero pensó que la emergencia vivida durante la madrugada debería haber activado algún tipo de motivación extra en su compor

El camino más corto (1ª parte)

Irónicamente, la confabulación premeditada hacia un único individuo, aunque carezca de honorabilidad, no deja de ser un ejercicio de unión social, decadente y rastrera, pero mentalmente sana para la comunidad, al menos eso era lo que pensaba la carismática psicóloga del centro de rehabilitación para personas con trastornos de personalidad del condado de Terquettá. Ainhoa era una mujer de aspecto caprichoso, andares indolentes, verborrea flácida, y con un atractivo intrínseco que con el paso de los años había ido ganando la partida a la superficialidad de la belleza pasajera. Caminaba con una aparente falta de soltura y observaba a todo el mundo con tanta fruición, que parecería que sufriese de defecto profesional. Con Ainhoa no se podía decir cuando comenzaba su trabajo y cuando finalizaba. Sus ojos parecían estériles, pero eso le concedía un halo de poder frente a sus pacientes. En ocasiones, se la podía contemplar en un estado de ensoñación del cual despertaba bruscamente con una

Frigidez tecnológica

Utopía recelosa, frascos de parsimonia. Camposantos de victoria, monederos con raposa, madrugadas caprichosas. Majaderos sin caminos, ósculos saturninos. Magnanimidad forzada,  desconfianza bizarra: ¡Putas flores de silicio!