Anduve despistado por calles y avenidas desiertas mascullando preguntas erróneas. Sentía el frío en mis huesos recogiendo detritus en parques solitarios. Destripaba argumentos adulterados de películas invisibles. Quería encontrar el todo en medio de la nada y seguir caminando por senderos olvidados. Necesitaba la cantinela de los árboles caducos y el suave mecer del viento en mi rostro. Pateé los sonidos que se fueron para que volvieran a marcharse. Ignoré los envilecidos olores que fustigaban mi paso nervioso.. Regurgité los desaciertos que tomé sin necesitarlos y se los dí de comer a mi alma salvaje. Arqueé los hombros e inspiré los humos que conseguirían derretir mis emociones artificiales. Agaché la cabeza y encendí el último instante de lucidez. Logré sentarme y oteé el cielo sin estrellas que lo iluminase. Recordé como corría por un huerto huyendo del tiempo y mis desdichas al infinito le conté....