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Mostrando las entradas etiquetadas como humor

El cielo no es azul

Dos señoras emperifolladas llegan a la recepción del reino del otro mundo. Ambas caminan con un porte majestuoso y conversan agradablemente alabando el suntuoso lugar al que acuden. Conforme se aproximan, un par de mendigos cartoneros desdentados con una fetidez de perímetro pista de atletismo elevado a ene, balbucean junto a ellas, que se tapan la nariz y los miran con desdén a la vez que hacen gestos ñoños y tratan de ocultar sus imaginarios bolsos en un acto reflejo adquirido durante su anterior vida.  Los dos parias llegan al mostrador y el conserje, un antiguo funcionario comunista con más malaje que un destornillador sin vodka, les solicita los nombres, revisa una carpeta y les dice:  "Señores, les ha tocado vivir en la calle querubín en el edificio por Dios que sea sangre. Anda, aligerad el paso que no tengo todo el día".  Los mindundis se miran con alegría y saludan encantados mientras se adentran a través de la puerta de acceso al paraíso. T...

Intrepidez neófita entre cínicos laureles

Chaparrones de legajos, barcarola sin motivo. Si tú quieres los archivo y hago un bucle de trabajos con tirabuzones lacios. Me refugio en la paciencia tanteando la experiencia. Mis rótulas por montera: ¡Satánica escalera! Vaya examen de conciencia.

Histerismo laboral de un camaleón administrativo

Expedientes de personal pendientes de registro: glorioso finiquito en cursiva material. ¡Que rollazo de circular! No me atosigues chiqui con melindres sin whisky  tras normativas ladinas y lisonjera oficina: ¿Otra vez se ha ido el Wifi?

Descanse en guerra. Trabaje en paz

Muy bien pudiese ser el epitafio de algún ilustre político que en un arrebato mesiánico quisiese purificar su alma antes del último viaje, blandiendo un mensaje que englobase todo lo que en aquel momento considerase indispensable: religión, trabajo, guerra o paz, muerte….y lo mezclase con un ingrediente voluble, altamente inflamable, y muy contagioso en un entorno enrarecido y en lugares dónde las altas temperaturas fuesen atravesadas por matojos histriónicos: ¡ La Caraja ! La caraja  es ese éter que se ancla a la altura de las meninges y se transmite mediante el aletargado bostezo que denota la influencia de este medio entre la concurrencia, haciendo que broten de ellos encamadas elucubraciones  post-meridian, antediluvianas y chispazos anteriores a la aparición del primer hombre que decidió utilizar ropa interior, aunque algunos eruditos de la materia están comenzando a poner en duda esta suposición. Según el doctor John Stonton de la universidad de Passanota oes...

Odisea tipo pilsen: Mejor no me levanto (3)

Ya con el equipaje en la mano, me dirigí al primer mostrador de la compañía Brussels Airlines para preguntarles que debía hacer para alojarme en el hotel. Resultó ser que dicho quiosco era para reclamar daños o pérdida del equipaje y me dijeron: “Salida. Escalera izquierda encima allí está.” Para mí parecía un jeroglífico así que seguí la indicación de salida y salí por las llegadas: aquello era un caos de taxistas con los nombres de los pasajeros que debían llevar y de las compañías para las que trabajaban. Comprobé que no había nada a la izquierda y me dirigí a la derecha donde un señor de Brussels Airlines que no se defendía en inglés me dijo que: “Upstairs”. Conseguí ver las escaleras mecánicas y subí a la terminal de salidas. Mientras intentaba dar con el mostrador de la compañía que me arreglara lo de mi estancia en Bruselas observé que se anunciaba un vuelo para Praga a las 21:00. Eran las 20:20 y creía que no me daría tiempo. Llegué a la ventanilla de la compañía y le c...

Odisea tipo pilsen: Mejor no me levanto (2)

Mientras meditaba sobre toda aquella concatenación de hechos maquiavélicos que a cualquiera sumiría en el más profundo de los autismos esperando que se cayese al suelo la primera caja de palillos mondadientes para decir: “145, la caja trae 300” , decidí sentarme y dejar que el tiempo pasase sin tocar nada y sin decir nada. Era lo mejor, tal y como estaban las cosas podría ocurrir que me acabara saltando un ojo al intentar ojear una revista o romper con mi enorme cabeza cualquiera de las cristaleras del aeropuerto con la consiguiente llegada de las autoridades deteniéndome por atentado terrorista. Me mantuve al margen de todo y contemplaba como los pasajeros del vuelo a Bruselas comenzaban a relajarse, a reír viendo que estaba pronta la salida. Preferí inducirme un coma social instando a mi cerebro a que permaneciese atrapado en su guarida: “Como intentes algo te corto las pelotas”. Y funcionó hasta que le dio por pensar que si todo había ido tan mal a lo largo del día podría su...

Odisea tipo pilsen: Mejor no me levanto (1)

Dicen que lo qué mal empieza mal acaba, pero los gitanos también dicen que no quieren buenos principios porque significaría que iría a peor. No sé como calificar estas expresiones porque a fin de cuenta sólo son eso: parte del refranero popular que a veces se cumple y a veces no, pero pueden servir para calificar algunas acciones que ocurren puntualmente en nuestra existencia, aunque a mí lo único que hacen es dejarme en shock. Como cuando te has comido unas setas de esas que dicen que no debes comer porque: “No matan, pero producen alucinaciones”, eso fue lo que me dijo un doctor de los que parece no haber probado nunca nada, con una voz grave que salía con seguridad de su boca mientras hinchaba el pecho como un pavo y me miraba con condescendencia : “Bueno, pues si producen alucinaciones habrá que probarlas”. En esta vida hay que saber de lo que se habla, si no lo has probado no puedes decir nada sobre ello.  Meditando sobre todo ello llegué a la parada del autobús con l...

Las pelotas de Babieca

Resulta que en mi sesteo onírico me encontré con JFK, al tío parece que le han hecho un lifting oyes, y me dijo que estuviese pendiente de los detalles, que eso es lo que hay que ver y no lo que nos refriegan por las narices. Yo asentía pero por su lado apareció una ambición rubia que no veas y me dio un cate al ver como mis ojos hacían el péndulo de Newton, y rubricó:  "Esas caderas tienen nombre", y me instó a pensar y arrojar luz. Justo en ese momento salí del trance y apagué la vela; respiré, comprobé la volubilidad del péndulo y comencé a escribir estas notas.  Desde luego que comenzar con una serie de disparates no es la mejor manera de llamar la atención o conseguir que un tema serio sea tomado como tal, pero la verdad que me trae sin cuidado si los cacahuetes vienen o no sin sal, la cuestión es que haya cuando se buscan. Bueno está, a por el toro que suena el último clarín, jodó como se pondrán los antitau, pero mejor esa expresión que la de: "Cuidado,...

El ojo muerto: Alexandra (1)

Viajando en ultramar, donde nadie le conoce y donde no conoce nada, completamente alejado del barullo y de las conversaciones aburridas y monótonas, del humor sarcástico y totalmente superficial, de esa percepción abstracta y cubista de los sonidos, le dominaba una sensación total de relajación. Silencio. En el barco sentía el silencio más profundo de todos: el qué te hace sentir miedo al ruido, el qué te deja hablar con tu alma y descubrir quién eres y qué quieres, el qué te relaja hasta caer en la noche de los caminos abiertos, el mismo al que temes a diario porque te enseña tus temores y errores y hace que bajes la guardia. Eso era para él la estructura primordial del silencio, pero pensaba que no llegaría a ser completo hasta que fuese de la mano de la soledad. En su vida sufrió silencios emotivos y oportunos, pero no le parecieron tan fuertes, tan pesados como el que sentía: hasta el ruido del motor del barco parecía haberse acallado, haciendo que su cuerpo formase parte del a...