Tras
la confusa situación política en la que se ha visto inmersa el
conjunto de la sociedad española, rematada en un mes de octubre
esquizofrénico con un golpe de efecto en las filas del partido más
antiguo del país y su claudicación ante el principal partido
conservador, alejándose de todos los principios que defendió su
fundador, tras un lento proceso desde el socialismo pasando por el
marxismo-leninismo a la socialdemocracia alemana y desechando el
marxismo para acogerse al concepto de globalización,
multiculturalismo y pseudo-neoliberalismo económico, un análisis
que omita la influencia de diversos colectivos sociales y las
corrientes políticas (no sé si considerarla neo-política o
post-política) que los abrazan y reduzcan todos los acontecimientos
a la mínima expresión, sería temerario y extremadamente ingenuo.
La
deriva política de la izquierda española y, principalmente, del
partido que siempre enarboló dicha bandera, el PSOE, no se debe
tanto a un defecto de aptitud sino más bien a una ambigüedad en su
actitud y en la manera de aglutinar las distintas voces que surgían
en diferentes sectores de la población en un período de crisis
económica. Un auténtico melodrama lacrimógeno de los años dorados
de Hollywood.
El
PSOE no ha sabido adaptarse: ni sus votantes, los que quedan, ni sus
militantes, ni, muchísimo menos, los órganos de gobierno y control
que rigen sus decisiones. Alejarse del socialismo económico, o al
menos la socialdemocracia, realizando una zambullida en la
despolitización de la economía que plantea el neoliberalismo
capitalista, y su hermano mayor el multiculturalismo liberal (véase
En defensa de la intolerancia, Slavoj Zizek), le ha llevado a una
despolitización del partido en sí y a una pérdida significativa
del apoyo de colectivos sociales que habían permanecido afines a
ellos durante la mayor parte de los casi 40 años de democracia.
Y
aquí surge una explicación que huya de la simplicidad y que vaya de
lo concreto y sintetizado a lo abstracto y complejo. Es, por ejemplo,
como en la película Memento de Christopher Nolan, cuyo estilo
narrativo nos lleva del final al comienzo y una vez allí, se
recompone toda la historia hasta hacerla coherente.
El
descalabro del PSOE, tanto política como socialmente, se puede
comparar con la división que sufrió el feminismo durante el Segundo
Congreso para la Unidad de las Mujeres,
celebrado en mayo de 1970 en Nueva York.
Tras
años de lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, la
denominada segunda ola del feminismo produjo un tsunami y el
posterior desmembramiento en feminismo heterosexual, y éste a su vez
en homófobo
y moderado, y feminismo lésbico, dónde
también existía una vertiente moderada, una radical y, tras la
fusión con colectivos LGTB, surgió el movimiento Queer, que
aglutina a hombres y mujeres pero que no acaba de ser aceptado por
las feministas de la segunda ola, y por eso hay filósofas como Nancy
Fraser que abogan por una 3ª ola.
Esta
caída, que
ha sido progresiva y comenzó en 2008 cuándo el PSOE se alejó de la
mayoría social trabajadora que le permitió gobernar para acoger
todas las medidas que aconsejaban desde Berlín, ha
propiciado el surgimiento de una nueva fuerza política que ha sido
capaz de ilusionar y dar voz a las quejas que surgían, cada vez con
un grito más agónico, de los mayores damnificados por la exacerbada
crisis económica.
Podemos
se
podría considerar el movimiento Queer de la política española, ya
que trata de aglutinar a distintos colectivos sociales, desempleados,
clase media trabajadora, afectados por las hipotecas, movimientos
LGTB y feministas, etc., y sus quejas, dentro de un marco político
diverso que engloba la politización de la economía junto
a la batalla cultural por el reconocimiento de las identidades
marginales y por la tolerancia con las diferencias, o
multiculturalismo, la globalización, la lucha de clases en tanto en
cuanto el emponderamiento de mayoría
“de abajo” frente al enriquecimiento brutal de la minoría “de
arriba”, y conceptos básicos del socialismo como son los servicios
públicos inalienables al pueblo y, bajo ese prisma, intocables.
Podemos
no ha ayudado al desplome del PSOE. De hecho, antes de que surgiera,
las ideas del pariente pobre de la izquierda española, IU, estaban
alcanzando sus índices más altos de popularidad, lo cual ha
llevado a teóricos del Partido Comunista a pensar en el hecho de que
Podemos sea una sucursal del PSOE que se creó con el fin de acabar
con esa más que probable subida electoral, una teoría más, y sin
embargo, IU tampoco estaba haciendo más de lo que llevaba haciendo
desde los años de Julio Anguita.
La
confluencia de Podemos e IU, junto a Equo, en las pasadas elecciones
del 26J, bajo la denominación
de Unidos Podemos (UP), alimentó ese pábulo de la conspiración
para acabar con el pariente pobre, pero a su vez, desató una campaña
feroz por parte del PSOE para deslegitimar dicha unión, o
para impedir que le sobrepasase electoralmente, enarbolando la
bandera de la verdadera izquierda pero utilizando discursos que
alimentaban, hay que pensar que sin mala intención, las
posibilidades de éxito de los partidos conservadores.
Y
ahí se halla una de las claves de lo sucedido con la decisión que
tomó el comité federal del 23 de octubre de abstenerse ante la
próxima investidura del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy.
Otra
de las causas sería la necesidad que tiene el PSOE de ganar tiempo,
y en un segundo plano quedaría el intento de formar gobierno con las
fuerzas nacionalistas puesto que al llegar a un acuerdo con
Ciudadanos tras el 20D, ya dejaron claro que una alianza con UP era
inviable, decantándose
claramente por una posición más cercana al multiculturalismo
liberal y al neoliberalismo económico.
Volviendo
a la crisis que se produjo a raíz de la 2ª ola del feminismo, si
comparásemos las distintas posiciones que de allí surgieron, el PP
y C’s conformarían
el feminismo heterosexual homófobo, el PSOE sería una mezcla del
feminismo heterosexual y lésbico moderados, pero al tratar de
agradar al feminismo heterosexual homófobo y deslegitimar al
feminismo lésbico radical, IU, consiguió que buena parte de sus
seguidoras (con este término femenino incluyo a los hombres también)
adoptasen el movimiento Queer que abanderaba Podemos, y a la cual se
unió el “teórico” feminismo lésbico radical que representaba
IU.
En
otro orden de cosas, no dejo de sorprenderme cuando leo comentarios
en redes sociales tratando de ignorantes, palurdos, e incluso
gilipollas, a todos aquellos que han votado por el PP, PSOE y C’s,
y más sorprendente aún es que toda esa caterva de insultos
provengan de los supuestos votantes y seguidores de Podemos, y digo
supuestos porque en las redes sociales, y en especial Twitter, es
prácticamente imposible saber si un gallo está cantando o es una
grabación puesta a toda pastilla en un coche aparcado bajo tu
balcón.
Si
los votantes de UP tomasen ese camino sería una temeridad. Obviar el
hecho de que el populismo de derechas lleva
un largo camino recorrido y lleva en su genética la diferencia entre
“Nosotros” y “Ellos” sería un error antológico. Además, la
defensa de los valores tradicionales, familia,
religión, fiestas,etc…,y el regreso a las raíces de personas que
renegaron de ellas, en cuanto llegan a cierta edad, tienen hijos y
buscan seguridad, siempre hará que las fuerzas conservadoras, y
neo-con, tengan una plantación agrícola que se riega por goteo y
siempre mantiene el pulso, mucho más tras el triunfo aplastante del
capitalismo en casi todas las regiones del planeta.
Volviendo
al símil del feminismo: ¿Sería necesaria una 3ª ola que uniese
todos los movimientos o, mejor dicho, una 3ª ola sería posible? La
respuesta es no en ambos casos, ya que la unión de todo el
caleidoscopio político sería del todo punto inviable y siempre
existirá una de las partes que no querrá abandonar sus convicciones
y tratará de imponerse a las demás utilizando las vías
democráticas disponibles.
Para
finalizar, comencé hablando sobre la caída del PSOE, el cual es el
único responsable de todo lo que le ha sucedido, pero me gustaría
acabar con la diatriba de la izquierda española, atrapada entre una
institución que prefiere dejar gobernar a un partido conservador, y
una “agrupación” de nuevo cuño que trata de teorizar sobre su
posición en el mapa político sin menoscabar la moral de sus aliados
que representaban el último reducto de la izquierda social. Y ahí
es dónde se me va el santo al cielo, puesto en la indefinición o
cuando tratas que tu abanico ocupe las mayores porciones de
población, de arriba a abajo y de derecha a izquierda, siempre hay
un partido conservador que se lleva “el gato al agua”.
Me
gustaría concluir con el artículo 2º de la Declaración de los
derechos de la mujer y de la ciudadana redactado en 1791 por Olympe
de Gouges: “El objetivo de toda asociación política es la
conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la
Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión”.
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Su tabaco, gracias.