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2016: El exorcismo de la izquierda española


Tras la confusa situación política en la que se ha visto inmersa el conjunto de la sociedad española, rematada en un mes de octubre esquizofrénico con un golpe de efecto en las filas del partido más antiguo del país y su claudicación ante el principal partido conservador, alejándose de todos los principios que defendió su fundador, tras un lento proceso desde el socialismo pasando por el marxismo-leninismo a la socialdemocracia alemana y desechando el marxismo para acogerse al concepto de globalización, multiculturalismo y pseudo-neoliberalismo económico, un análisis que omita la influencia de diversos colectivos sociales y las corrientes políticas (no sé si considerarla neo-política o post-política) que los abrazan y reduzcan todos los acontecimientos a la mínima expresión, sería temerario y extremadamente ingenuo.

La deriva política de la izquierda española y, principalmente, del partido que siempre enarboló dicha bandera, el PSOE, no se debe tanto a un defecto de aptitud sino más bien a una ambigüedad en su actitud y en la manera de aglutinar las distintas voces que surgían en diferentes sectores de la población en un período de crisis económica. Un auténtico melodrama lacrimógeno de los años dorados de Hollywood.

El PSOE no ha sabido adaptarse: ni sus votantes, los que quedan, ni sus militantes, ni, muchísimo menos, los órganos de gobierno y control que rigen sus decisiones. Alejarse del socialismo económico, o al menos la socialdemocracia, realizando una zambullida en la despolitización de la economía que plantea el neoliberalismo capitalista, y su hermano mayor el multiculturalismo liberal (véase En defensa de la intolerancia, Slavoj Zizek), le ha llevado a una despolitización del partido en sí y a una pérdida significativa del apoyo de colectivos sociales que habían permanecido afines a ellos durante la mayor parte de los casi 40 años de democracia.

Y aquí surge una explicación que huya de la simplicidad y que vaya de lo concreto y sintetizado a lo abstracto y complejo. Es, por ejemplo, como en la película Memento de Christopher Nolan, cuyo estilo narrativo nos lleva del final al comienzo y una vez allí, se recompone toda la historia hasta hacerla coherente.

El descalabro del PSOE, tanto política como socialmente, se puede comparar con la división que sufrió el feminismo durante el Segundo Congreso para la Unidad de las Mujeres, celebrado en mayo de 1970 en Nueva York.

Tras años de lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, la denominada segunda ola del feminismo produjo un tsunami y el posterior desmembramiento en feminismo heterosexual, y éste a su vez en homófobo y moderado, y feminismo lésbico, dónde también existía una vertiente moderada, una radical y, tras la fusión con colectivos LGTB, surgió el movimiento Queer, que aglutina a hombres y mujeres pero que no acaba de ser aceptado por las feministas de la segunda ola, y por eso hay filósofas como Nancy Fraser que abogan por una 3ª ola.

Esta caída, que ha sido progresiva y comenzó en 2008 cuándo el PSOE se alejó de la mayoría social trabajadora que le permitió gobernar para acoger todas las medidas que aconsejaban desde Berlín, ha propiciado el surgimiento de una nueva fuerza política que ha sido capaz de ilusionar y dar voz a las quejas que surgían, cada vez con un grito más agónico, de los mayores damnificados por la exacerbada crisis económica.

Podemos se podría considerar el movimiento Queer de la política española, ya que trata de aglutinar a distintos colectivos sociales, desempleados, clase media trabajadora, afectados por las hipotecas, movimientos LGTB y feministas, etc., y sus quejas, dentro de un marco político diverso que engloba la politización de la economía junto a la batalla cultural por el reconocimiento de las identidades marginales y por la tolerancia con las diferencias, o multiculturalismo, la globalización, la lucha de clases en tanto en cuanto el emponderamiento de mayoría “de abajo” frente al enriquecimiento brutal de la minoría “de arriba”, y conceptos básicos del socialismo como son los servicios públicos inalienables al pueblo y, bajo ese prisma, intocables.

Podemos no ha ayudado al desplome del PSOE. De hecho, antes de que surgiera, las ideas del pariente pobre de la izquierda española, IU, estaban alcanzando sus índices más altos de popularidad, lo cual ha llevado a teóricos del Partido Comunista a pensar en el hecho de que Podemos sea una sucursal del PSOE que se creó con el fin de acabar con esa más que probable subida electoral, una teoría más, y sin embargo, IU tampoco estaba haciendo más de lo que llevaba haciendo desde los años de Julio Anguita.

La confluencia de Podemos e IU, junto a Equo, en las pasadas elecciones del 26J, bajo la denominación de Unidos Podemos (UP), alimentó ese pábulo de la conspiración para acabar con el pariente pobre, pero a su vez, desató una campaña feroz por parte del PSOE para deslegitimar dicha unión, o para impedir que le sobrepasase electoralmente, enarbolando la bandera de la verdadera izquierda pero utilizando discursos que alimentaban, hay que pensar que sin mala intención, las posibilidades de éxito de los partidos conservadores.

Y ahí se halla una de las claves de lo sucedido con la decisión que tomó el comité federal del 23 de octubre de abstenerse ante la próxima investidura del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy.

Otra de las causas sería la necesidad que tiene el PSOE de ganar tiempo, y en un segundo plano quedaría el intento de formar gobierno con las fuerzas nacionalistas puesto que al llegar a un acuerdo con Ciudadanos tras el 20D, ya dejaron claro que una alianza con UP era inviable, decantándose claramente por una posición más cercana al multiculturalismo liberal y al neoliberalismo económico.

Volviendo a la crisis que se produjo a raíz de la 2ª ola del feminismo, si comparásemos las distintas posiciones que de allí surgieron, el PP y C’s conformarían el feminismo heterosexual homófobo, el PSOE sería una mezcla del feminismo heterosexual y lésbico moderados, pero al tratar de agradar al feminismo heterosexual homófobo y deslegitimar al feminismo lésbico radical, IU, consiguió que buena parte de sus seguidoras (con este término femenino incluyo a los hombres también) adoptasen el movimiento Queer que abanderaba Podemos, y a la cual se unió el “teórico” feminismo lésbico radical que representaba IU.

En otro orden de cosas, no dejo de sorprenderme cuando leo comentarios en redes sociales tratando de ignorantes, palurdos, e incluso gilipollas, a todos aquellos que han votado por el PP, PSOE y C’s, y más sorprendente aún es que toda esa caterva de insultos provengan de los supuestos votantes y seguidores de Podemos, y digo supuestos porque en las redes sociales, y en especial Twitter, es prácticamente imposible saber si un gallo está cantando o es una grabación puesta a toda pastilla en un coche aparcado bajo tu balcón.

Si los votantes de UP tomasen ese camino sería una temeridad. Obviar el hecho de que el populismo de derechas lleva un largo camino recorrido y lleva en su genética la diferencia entre “Nosotros” y “Ellos” sería un error antológico. Además, la defensa de los valores tradicionales, familia, religión, fiestas,etc…,y el regreso a las raíces de personas que renegaron de ellas, en cuanto llegan a cierta edad, tienen hijos y buscan seguridad, siempre hará que las fuerzas conservadoras, y neo-con, tengan una plantación agrícola que se riega por goteo y siempre mantiene el pulso, mucho más tras el triunfo aplastante del capitalismo en casi todas las regiones del planeta.

Volviendo al símil del feminismo: ¿Sería necesaria una 3ª ola que uniese todos los movimientos o, mejor dicho, una 3ª ola sería posible? La respuesta es no en ambos casos, ya que la unión de todo el caleidoscopio político sería del todo punto inviable y siempre existirá una de las partes que no querrá abandonar sus convicciones y tratará de imponerse a las demás utilizando las vías democráticas disponibles.

Para finalizar, comencé hablando sobre la caída del PSOE, el cual es el único responsable de todo lo que le ha sucedido, pero me gustaría acabar con la diatriba de la izquierda española, atrapada entre una institución que prefiere dejar gobernar a un partido conservador, y una “agrupación” de nuevo cuño que trata de teorizar sobre su posición en el mapa político sin menoscabar la moral de sus aliados que representaban el último reducto de la izquierda social. Y ahí es dónde se me va el santo al cielo, puesto en la indefinición o cuando tratas que tu abanico ocupe las mayores porciones de población, de arriba a abajo y de derecha a izquierda, siempre hay un partido conservador que se lleva “el gato al agua”.

Me gustaría concluir con el artículo 2º de la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana redactado en 1791 por Olympe de Gouges: “El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión”.

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