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Mostrando entradas de 2012

La monotonía de lo grotesco

Si tuviese que comenzar esta historia por un principio que fuese coherente, dejaría de ser un relato fidedigno de los hechos acontecidos en el lugar que mi mente quiso olvidar, y pasaría a ser una relación de situaciones carentes de interés para ser contadas, pero a menudo, la monotonía se nutre de un halo misterioso y se convierte en la mayor de las excentricidades, donde lo absurdo se une a lo racional y lo ilusorio planea con sorna sobre las mentes sin que ellas lleguen a percatarse de ello.  No sabría puntualizar si lo que voy a contar ocurrió a hora temprana o se alargó durante toda una jornada o varias semanas, tan solo sé que comenzó con una pregunta tan común que nada en ella hacía presagiar que fuese el detonante del mecanismo que transformaría las vidas de los allí presentes para el resto de sus días:  - ¿Está lloviendo? La taimada chica encargada del establecimiento se restregaba los mu...

Romance matemático fallido

Siento brotar los latidos que otros no distinguen. Acongojado por suspiros infinitesimales, oteando rancios sistemas rectangulares que opulentos maestros nauseabundos miden. Irrealmente definido por parábolas artificiales, sumido en una indefinición de valores, arrastrado por una elipse hecha de cobre, antónimo de una serie de teoremas elegantes. La combinatoria de nuestros elementos comunes, te apartó como cifra significativa resultante de una proporción divina de dos figuras excéntricas en paradoja sibilina. Y cómo grupo cíclico resistí tu hipótesis homogénea, paralogismo imberbe de una paridad, planos paralelos fuimos al final : Radicación última en mi deducción reflexiva pétrea.

Viajando a la dimensión del olvido

Me porté como un famélico truhán, ignorando palabras dichas de verdad, disfrutando con risas ajenas. Desgastado, sin ganas de atacar Noté en tus ojos un triste color, que a mi espíritu hizo desquiciar, me transformé en un chiquillo asustado, eclipsado tras la nube de una flama fugaz. Y siento, como me reviento frente a muros de cristal. Me arrepiento, y me quejo al viento para que deje de soplar Sé que lo perdido no vuelve jamás, lo pasado queda donde debe estar, aunque si sirviera para algo más, hoy me invento una puerta atrás.

De ruiseñor a cuervo desplumando ruiseñores

Es la insana ponderación un paradigma blandengue en prêt-à-porter agreste; adulador de la escisión e inconsciente mondrigón de alardes menesterosos, andares escabrosos, sempiterno badulaque con ansias de escaque y horizontes esponjosos.

El cielo no es azul

Dos señoras emperifolladas llegan a la recepción del reino del otro mundo. Ambas caminan con un porte majestuoso y conversan agradablemente alabando el suntuoso lugar al que acuden. Conforme se aproximan, un par de mendigos cartoneros desdentados con una fetidez de perímetro pista de atletismo elevado a ene, balbucean junto a ellas, que se tapan la nariz y los miran con desdén a la vez que hacen gestos ñoños y tratan de ocultar sus imaginarios bolsos en un acto reflejo adquirido durante su anterior vida.  Los dos parias llegan al mostrador y el conserje, un antiguo funcionario comunista con más malaje que un destornillador sin vodka, les solicita los nombres, revisa una carpeta y les dice:  "Señores, les ha tocado vivir en la calle querubín en el edificio por Dios que sea sangre. Anda, aligerad el paso que no tengo todo el día".  Los mindundis se miran con alegría y saludan encantados mientras se adentran a través de la puerta de acceso al paraíso. T...

Intrepidez neófita entre cínicos laureles

Chaparrones de legajos, barcarola sin motivo. Si tú quieres los archivo y hago un bucle de trabajos con tirabuzones lacios. Me refugio en la paciencia tanteando la experiencia. Mis rótulas por montera: ¡Satánica escalera! Vaya examen de conciencia.

Histerismo laboral de un camaleón administrativo

Expedientes de personal pendientes de registro: glorioso finiquito en cursiva material. ¡Que rollazo de circular! No me atosigues chiqui con melindres sin whisky  tras normativas ladinas y lisonjera oficina: ¿Otra vez se ha ido el Wifi?

Días de asueto bloguero y purgatorio administrativo: ¡Coño!, pero si voy a ganar pasta.

Desde el pasado Martes he decidido darle una pausa existencial a las historias de las que se nutre este blog, y no se debe a la falta de ellas, más quisiera, sino a  un nuevo contrato laboral que me tendrá ausente, pero no del todo. Mientras organizo lo sistemas vitales y carburo mi disco duro, os invito a que veáis los posts escritos hasta esta fecha, que son muchos y variados, y os dejo con unas piezas para que escuchéis mientras los leéis: os sumergirá en una atmósfera adecuada para llegar a entender los escritos. Pieza nº 1: Ay de aquel que ose no utilizarla cuando el tiempo corre negro. Especialmente dirigida para momentos de tenebrosidad literaria y repiqueteo de oxidadas rótulas. Pieza nº 2: JAZZ, con mayúsculas y sin admiraciones: especialmente indicada para estados de tedio y lecturas livianas, abstractas e irrisorias. Una alucinante melodía para universos frikis de medio pelo o flequillo pectoral. También se aconseja para imitadores de coste cero y miste...

Descanse en guerra. Trabaje en paz

Muy bien pudiese ser el epitafio de algún ilustre político que en un arrebato mesiánico quisiese purificar su alma antes del último viaje, blandiendo un mensaje que englobase todo lo que en aquel momento considerase indispensable: religión, trabajo, guerra o paz, muerte….y lo mezclase con un ingrediente voluble, altamente inflamable, y muy contagioso en un entorno enrarecido y en lugares dónde las altas temperaturas fuesen atravesadas por matojos histriónicos: ¡ La Caraja ! La caraja  es ese éter que se ancla a la altura de las meninges y se transmite mediante el aletargado bostezo que denota la influencia de este medio entre la concurrencia, haciendo que broten de ellos encamadas elucubraciones  post-meridian, antediluvianas y chispazos anteriores a la aparición del primer hombre que decidió utilizar ropa interior, aunque algunos eruditos de la materia están comenzando a poner en duda esta suposición. Según el doctor John Stonton de la universidad de Passanota oes...

Discordancia enigmática de la evolución romántica

Quién eres, qué somos: ¿el vino, la vida, la mofa? ¿Una epopeya ramplona? ¿Un amor de despojos? Ignorante Dulcinea: oscurece la penumbra desafiando a los santos, viviendo sin cuerdas. Perpetuidad pasajera en transición perpetua. Romancero arrítmico, entropía sin tregua. Inesperado golpe de suerte. Realidad roedora, inocencia redentora. Qué somos...¿quién eres?

Frialdad insostenible en La mayor y burla otoñal en Fa sostenido

Por la calle abajo, vestido de negro, se acerca cantando un frío noviembre. Y trae tras de sí, oculto en sus mangas,  de días de risas azules recuerdos de noches de juegos, de demonios fríos,                               de cálidos besos.                                Y se acerca y me recuerda que no volverán, y se queda junto a mí y me canta su canción guardada Y mantiene su camino y me mira y… me recuerda que está aquí y me canta su canción guardada