Ayer utilicé las frecuencias binaurales para inducir a mi cerebro a un viaje hacía atrás en el tiempo. Es curioso como los olores iban variando y las situaciones pasadas aparecían como si fuesen reales, hasta que...el cerebro viajó demasiado atrás:
En ese instante no podía hablar mientras una muchedumbre me golpeaba con hortalizas podridas a mi paso sobre un carromato. Un dominico leía un bando: "Año del señor 1237...", y un lacayo lanzaba una antorcha bajo mis pies. El calor era asfixiante y el olor a humo impregnaba toda la habitación. Intenté hablar pero no podía. Con la mirada imploraba a que el dominico me ayudase, pero él lanzó un escupitajo a mi rostro y dijo:
"Muere Valdense siervo de Satán"
Estaba sudando y a punto de gritar cuando el ejercicio binaural dio otro salto en el tiempo y aparecí en lo que parecían unas mazmorras.
El mismo dominico de la hoguera me interrogaba:
"¿Reconoces ser un adorador del diablo?".
Yo, visiblemente golpeado le contesté:
"Si por adorador del diablo usted entiende a alguien que cura a la gente de sus enfermedades utilizando remedios naturales, que les explica lo qué hay escrito en la biblia pero sin utilizar el latín y usa las estrellas para realizar predicciones que intentan beneficiar a los que le rodean entonces, lo seré para usted. Si por adorador del diablo usted entiende a alguien que secuestra a una persona, la tortura y luego la mata para ocultar la información que a él no le interesa que los demás sepan o de la cual puedan beneficiarse entonces, el adorador del diablo es usted."
El dominico montó en cólera y gritó:
"¡Qué le cosan la boca a este hechicero! ¡Qué pasen las testigos!"
Dos mujeres entraron a la mazmorra, fueron las que lo denunciaron ante la santa inquisición: La primera era tímida y no levantaba la vista, aunque no titubeó a la hora de señalar; la segunda era atrevida y su mirada era penetrante, y su actitud maligna. En ese instante, un nuevo salto en el tiempo, y me encuentro en una cabaña cercana al casco urbano. La primera mujer me agradece la ayuda que le había prestado para curar a su anciana madre de unas fiebres, me lo quiere agradecer tanto que comienza a tocarme con deseo mientras me pide que me case con ella. La alejo de mí y le digo que eso no será posible puesto que tras la muerte de mi familia, mi mujer y mi hija de dos años, decidí no volver a contraer matrimonio. Visiblemente enojada, salió de la cabaña diciendo que de esa me acordaría.
Poco después llega la segunda mujer, la cual entra amenazando:
"O me enseñas lo que sabes o te denunció a la inquisición"
La miré y le dije:
"Tú verás, no te voy a enseñar lo que sé para que lo utilices para hacer el mal, y si me denuncias, tampoco lo sabrás."
Me maldijo y salió de la cabaña. De repente, un nuevo salto temporal y aparezco subido en la carreta donde la gente me insulta y me golpea con los nabos y las lechugas putrefactas. En medio de aquel frenesí, la primera mujer aparece llorando diciendo que lo sentía.
El ejercicio binaural llegó a su fin y, sudando y alucinando en trajes de lunares, sólo alcancé a decirme: "Ahora guapa, ahora"
Jaja muy lindo texto, te sigo leyendo por el blog! Me gustó el detalle de las lechugas. Un abrazo grande! VM
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