Donde vas, con la cara que tienes
no te da vergüenza, andar por ahí se te nota, la mirada cansada ¿has perdido, o no puedes reír? Si te sientes, como no regresas déjalo todo hecho y suelta tu tristeza Y libera tu mente, no la encierres acaricia al fin, el dulce sabor de lo raro Descansa los día de soledad ahora tienes que probar, antes de dar Despierta, despierta el sueño, que se quedó en tu trastero Y libera tu mente, no la encierres acaricia al fin, el dulce sabor de lo raro Si el cielo se cae encima de ti, míralo desde arriba si el cielo se cae encima de ti, míralo desde arriba
En la penumbra danzan sombras yertos, donde el amor, un cuervo, aletea su lamento, teje un manto oscuro, nexo entre corazones muertos, la nostalgia palpita, tristeza en cada viento. En el jardín de ébano, flores marchitas lloran, sus pétalos de éter acarician el recuerdo, un amor perdido, entre susurros se evapora, entre sus lágrimas, el alma se hace cuero. En la oscura alcoba, la felicidad suspira, entre susurros de suspiros en la penumbra, un abrazo frío, la luz que se retira, y en la eternidad del éxtasis se deslumbra. El sufrimiento, un eco en las paredes de obsidiana, resuena en gemidos que se pierden en la bruma, un amor que arde en llamas de agonía, una danza macabra, trágica y sin espuma. Bajo la luna llena, se entrelazan destinos, amor y sufrimiento, como sombras eternas, se abrazan en el silencio de sus crepúsculos divinos, donde la nostalgia suspira entre las puertas internas. En el crepitar de las velas, se escribe el poema, gótico y etéreo, en letras de tinta carmesí, un a...
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Su tabaco, gracias.