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Mostrando entradas de 2015

La vida de un koala: Correo atrasado

Repsol YPF Apartado 28060 Madrid Estimados señores: Acuso recibo de su recordatorio. Al respecto, sí que considero mi crédito con ustedes como un “privilegio”, y tengo la intención de evitar las “dificultades” a que hacen referencia. Incluyo un cheque po 3€. Por tanto, mi saldo deudor se reduce a 44,56€, que por supuesto les enviaré en breve. Mi hijo ha estado muy enfermo. Agradecido, Iván Martín (Tarjeta Repsol. 754-654-655-32) Sr. Roberto Meninges Dept. de Cobros Inherit Credits S.A. Apartado 28045 Madrid Estimado Sr. Meninges: Adjunto un cheque por 15€. Aunque a sus ojos sólo sea “una gota en el océano”, para mí significa un considerable esfuerzo. Y pese a que mi saldo deudor, aún pendiente, es de 94,67€ -y sé “apreciar” su inquietud-, también significa un gran esfuerzo poder controlarme para no responder a su grosera nota...

Diario de un maldito

Las gotas de rocío sobre el alfeizar rezumaban nostalgia. El travieso ronroneo de los gatos sobre el tejado, el revoloteo revoltoso de los incansables gorriones, y la calma infinita de una mañana compungida, anclada en el comienzo de un final ya decidido, se batían en aterciopelado duelo con el frenesí cafetero de un suspiro clarividente de perfidia carente. ¿Utopía?...Puede. O tan solo un resplandor titánico de sus deseos en la evaporada escarcha, o la pertinaz sequía secular de su imaginación redentora y tiránica, despistada entre los vetustos pliegues de la idolatría defenestrada, que quizás se alzara hacia el sendero del recuerdo original, el cual se diluyó en el infestado acuífero de calamidades, y cambió el romanticismo por una mortaja de azahar, marchito y recurrente, cuando su coraje peregrino se desvistió del sonambulismo inducido por el colérico temblor del destino ajeno. "¿Sueñas con tus palabras o prefieres mis caricia...

La marcha atrás

Sobre tu excelso floripondio, descargué tres salvas de bienvenida: la primera te dio en la frente, las otras dos, palidecieron tus mejillas. Y me dijiste envilecida con los ojos como platos: ¡Dios mío de mi vida! ¿Cuánto llevas sin echarle de comer al gato?