En el proceso de larva a mosca, me encontré con un cateto cerumenélgico, el cual cantaba sin saber, que no podía ahuyentar el mal. Diez pasos de camino adelante, un mono rabioso, desdentado y enérgico, balbuceaba sin placer un poema de ironía suspicaz. Cuando mis alas vi desplegadas, y el horizonte se irguió ante mí, patético, por querer quise querer, la depresión se puede superar. Ya en el ocaso de mis horas contadas, el mono y el cateto rezongaban esperpénticos, la noche me hizo mecer a merced de un suspiro gutural.