En el primer escalón a mis perversas pesadillas: oscuridad afilada, entornada; escalofríos premonitorios; cantes quemados; fragancias acorraladas, disonante sermón en esporas de mi antagonista. En el segundo escalón a mis perversas pesadillas: macedonias de incógnitas, atrincheradas; oblicuos estallidos en el aprisco correcto; atolladero alveolar; caricaturas precolombinas en depravada coreografía. En el tercer escalón a mis perversas pesadillas: agridulce pentagrama, retumbante; alcornoques calcinados exudando trementina; aurículas efímeras tarascadas supra eyecciones de escofras domésticas. En el cuarto escalón a mis perversas pesadillas: petrificada osamenta, claveteada; acres cavidades henchidas de inocencia; urdimbre sentimental; circunspectas limazas salivando en Muro Decadencia. En el quinto escalón a mis perversas pesadillas: Luzbel en selvática chimenea oxidada; acuosi...