La indiferencia obligada que se enquistó con el tiempo, me martillea la sien con anhelos de pañales lejanos que nunca logré ver. Sueño con sentir lo que nunca pude tocar los primeros pasos, la primera palabra, el suave roce de sus tiernos abrazos, hasta las noches en vela se hicieron parte de mi vida sin el sonido de un llanto como detonante. Lejanía, soledad, ausencia de paternidad, deseo extorsionado en aras de una familia ejemplar. Desde el infierno, añoro tu presencia sin haberte conocido, pero cuando el tiempo que nos unió confluya fuera de la materia, allí, allí te esperaré.